10 consejos para un viaje a Japón

El interés que puedan tener para ti los diez consejos que voy a dar a continuación tiene que ver con el tipo de viaje que vayas a hacer. Tal vez te servirán de poco si vas a estar una semana en Tokio o diez días en Sapporo. Tal vez te sirvan también para ir a Korea. Probablemente te resulten más útiles si vas a pasar el mes de agosto en Nagasaki, que es lo que yo hice en 2008. Al grano.

UNO: IMPROVISA, DÉJATE LLEVAR. Si vas a pasar un mes en Japón puede venirte bien leer algo para prepararte o ver alguna peli que te ayude a situarte (si el viaje es a Nagasaki aconsejo vivamente libros como «Las campanas de Nagasaki» -que reconozco que no leí, aunque lo haría si encontrase el libro con la epopeya del Dr. Nagai-, o pelis como «Rapsodia en agosto», de Kurosawa -que yo vi en japonés con subtítulos en castellano-), pero no hagas listas con ochocientos lugares imprescindibles que has de visitar, ni te leas todo lo que se dice en internet sobre que en Japón las puertas de los taxis se abren automáticamente o los restaurantes tienen en la puerta réplicas de cera de los principales platos. Déjate aconsejar por la gente de allí y lo pasarás en grande. Todo es nuevo y asombroso, y las ansias por completar listas de tareas te pueden aguar la fiesta que es ir a Japón.

DOS: OLVÍDATE DE LOS ZAPATOS. Yo me llevé dos pares de mocasines, unos náuticos y unas zapatillas de deporte. Iba a estar un mes de agosto con todos sus calores y me pareció lo adecuado. Cargué inútilmente con los mocasines, que me ocupaban un espacio considerable de la maleta. Sólo usé los náuticos para ir por la calle y las zapatillas para hacer deporte. En casa se va siempre en zapatillas de estar por casa, incluso en las más solemnes recepciones: o sea, que aunque toque corbata y gemelos, los calcetines van al aire con unas pantuflas. Ojo: para el cuarto de baño se usan unas pantuflas diferentes, como de goma, que están a la entrada de los cuartos de baño.

TRES: HACE CALOR Y LA HUMEDAD ES ESPANTOSA. Dentro de las casas hay aire acondicionado, pero en la calle el calor es tremendo y se suda de lo lindo. En todos los días de mi vida no había dormido yo con el aire acondicionado puesto… hasta que llegué a Japón (lo dejaba a 28º).

CUATRO: NI SE TE OCURRA INTENTAR ECHAR AZUCAR O LIMÓN AL TÉ JAPONÉS. Hacerlo es una especie de paletada inconcebible, algo así como pedir ketchup en un buen restaurante para aderezar un cordero asado. Toman mucho té. Hay muchos tipos de té: unos se toman calientes y otros fríos -hay comidas en las que no se toma agua sino un té fresquito-; pero es diferente del té inglés de tomar con pastas en salas con decoración victoriana.

CINCO: COME DE TODO Y CUANTO ANTES CON PALILLOS. Si hay cubiertos a mano puedes usarlos: no se van a ofender como si echases azúcar al té; pero se disfruta más con los palillos. La comida japonesa es bastante diferente a la nuestra en todo y tiene muchos elementos que no has comido en tu vida; pero está rica y sienta fenómeno. Siempre hay una sopita y/o una ensalada con aliños exóticos. Una curiosidad: vale sorber ruidosamente, y un consejo: no dejes de probar el NATTO (probé de todo y me gustó, pero con el natto no pude: es el queso de Cabrales de la comida japonesa). Y déjate sorprender: la cocina japonesa es mucho más que el sushi (por ejemplo, no dejes de tomar sukiyaki).

SEIS: CAMBIA EL DINERO ANTES DE SALIR. Las tarjetas no funcionan igual que en Europa -y los cajeros menos-. Yo hice el cambio en mi banco y luego tuve ocasión de comprobar que había hecho un buen cambio (sólo mejorado en la típica oficina de cambio del aeropuerto de Barajas)

SIETE: PARA COMPRAR CAMISETAS TÍPICAS, LO MEJOR ES EL AEROPUERTO. O sea, el aeropuerto del que vayas a salir de Japón tiene una oferta tremenda de camisetas con caracteres japoneses y diseños típicos a precios aceptables. Iba con un amigo que las buscó por tiendas y tiendas de las ciudades. No pierdas el tiempo en esas búsquedas: déjalo para ese rato larguísimo que pasa desde que facturas hasta que entras al avión.

OCHO: LA ELECTRÓNICA. En Japón hay hipermercados de todo. Centros comerciales completos de todo a 100 yenes, tiendas monumentales de cámaras de fotos, ordenadores, chancletas, robots o teléfonos móviles; pero tienen sus peculiaridades. ya he contado en algún sitio de este blog que no conseguí utilizar mi teléfono móvil español, que los enchufes son planos y que la corriente es de 100 voltios. Todo tiene fácil solución, pero ojito.

NUEVE: HORARIO DEL VUELO. En contra de los consejos que he leído en varios sitios acerca de la preferencia de los viajes nocturnos, yo fui de día y me fue estupendo. Además, hablé del asunto con otros españoles que habían hecho viajes semejantes y me quedo con mi opción: salida de Madrid a las 10,30 a.m. y llegada a Osaka a las 9,30 del día siguiente (horas locales). O sea, te levantas un día con normalidad, haces tus cosas tempranas, llegas al aeropuerto a las 9,30 (hay que ir dos horas antes de la salida, pero si llevas hecho el cheking por Internet te basta con una hora y además facturas en el mostrador de bussines aunque el billete sea de turista -así es en KLM al menos-), sales a las 10,30, a las 13,05 estás en Amsterdam, haces el paleto a placer por su inmenso aeropuerto con las manos en los bolsillos (ojo con cambiar de compañía o de aeropuerto en ese transbordo, porque se esfuma la posibilidad de hacer el paleto, ya que te ves obligado a recoger y acarrear el equipaje en vez de ir con las manos en los bolsillos de aquí para allá). A las 15,20 salí para Osaka y llegué a las 9,30 del día siguiente (11 horas de vuelo más 7 de diferencia horaria), dispuesto a vivir tu primer día japonés.

Y DIEZ: DISFRUTA. Los japoneses son muy hospitalarios y educados. Son reservados y un poco histéricos en lo tocante a normas de seguridad del aeropuerto y a preguntas que realizan a los que llegan allí, especialmente en lo tocante a si uno es traficante habitual de explosivos o drogas, o a si lleva embutidos ibéricos en la maleta; pero son exageradamente amables y comprensivos con los europeos. Es gente reservada, pero muy buena gente.

Releo ahora los consejos que acabo de escribir y aumentan mis dudas de que le vayan a servir a alguien; pero bueno, ya está hecho y lo dejo. Si quieres saber más sobre mi estancia en Nagasaki, puedes curiosear en las entradas del 9 de agosto al 1 de septiembre del blog en el que cuento cosillas de mi vida (lo del viaje a Japón sale más o menos en esta página, digo más o menos porque ahí está todo lo de Japón, pero sale lo del 29 de julio al 18 de septiembre, y no sé cómo seleccionarlo con más exactitud). Ahora, si lo que quieres no es hacer un viaje a Japón, sino encontrar un buen administrador de fincas en Madrid, entonces sigue el enlace y pasa de leer este blog.

En zapatillas

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En casa se va en zapatillas. Aunque vayas con chaqueta y corbata: zapatillas. También hay algunos edificios, particularmente las zonas de ambiente tradicional de los museos, en los que hay que quitarse los zapatos antes de entrar y llevarlo en una bolsa o dejarlos en un casillero ad hoc.

Tranvías

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En Nagasaki hay tranvías. La verdad es que no los usé, pero creo que tienen un billete único, por lo que no hace falta pagar con la complejidad necesaria en el autobús. (por cierto, esta entrada está escrita y programada unas semanas antes de la fecha que aparece, y a saber cuándo la está usted leyendo, pero por si acaso FELIZ NAVIDAD)

Uniforme escolar

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Se ven muchos uniformes escolares por la calle, incluso en agosto. Los chavales de la foto inferior llevan la equipación de beisbol.

Todo a 100

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Los TODO A CIEN japoneses son a los cocodrilos, lo que los nuestros a las lagastijas. Hay muchos, y algunos son gigantescos.

Tierra de terremotos

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En Japón se registran anualmente unos 10.000 terremotos. Yo no pillé ni uno, o al menos no me di cuenta; pero se nota que es cierto en al menos dos cosas: la frecuencia con que es tema de conversación (todo japonés ha vivido varios y a veces tremendos), y algunos detalles de prevención que se observan por las calles: por ejemplo los tendidos eléctricos no van enterrados, y los contadores el gas están al aire.

Tejados de Nagasaki

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No todas las casas tienen el mismo acabado superior -hay edificios horribles como en todas partes-, pero predominan los tejados bonitos tirando a preciosos.

Teclados

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Como en cualquer teclado no español, escribir con eñes y acentos es toda una aventura tecnológica en la que el éxito está reservado a unos pocos especialistas. Aquí se añade la siempre viva posibilidad de dar un salto involuntario a los juegos de caracteres japoneses: los Kanji, los Hiragana y los Katagana. hay que aprender a desandar lo andado

Tabaco

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Sobre el tabaco, dos pequeñeces: una es que no ecnontré Winston en ningún sitio; la otra, que es más barato que en España. 2.300 yenes el cartón, cuando aquí estaba por el equivalente a 4.600 (el cáculo es mío, por lo que puede patinar: para comprobarlo téngase en cuenta que entonces un euro valía unos 165 eyenes).

Dónde sentarse

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Lo primero es la sala de ordenadores de un Museo -creo que el del castillo de Kumamoto-, lo segundo es una sala de estar de una casa amueblada a la europea, lo tercero un ejecutivo echando un vistazo al correo desde su portátil en un tatami. En las tabernas más típicas no hay sillas. Se adaptan a las costumbres occidentales, sobre todo en los lugares más turísticos, pero no son gente de mucha silla.